No se juzguen por su trabajo como padres, porque a pesar de que muchas veces se puedan equivocar no lo hacen con mala intención.  Ser papá y mamá es algo que se hace de corazón y pese a que, a veces hagamos cosas de las que nos arrepentimos, no es motivo para condenarnos duramente.

Nada puede más que nuestro amor de padres, ni siquiera los errores.  Si tienen cosas por mejorar desarrollen conciencia de ello para que identifiquen que acciones deben cambiar.  No permitan espacio a la culpa, porque la culpa solo los debilita, los distrae de su verdadera responsabilidad.  Enfóquense en sus fortalezas como padres, en sus aciertos y en todo aquello que, si hacen bien, eliminen la censura entre ustedes y continúen esforzándose.  Reinvéntense y busquen conectarse con lo que suma y no lo que resta energía y lo más importante, tomen decisiones y acciones de cambio que se sostengan en el tiempo para que logren superar aquello que saben que está mal.

La crianza es un camino nuevo de aprendizaje que deben recorrer juntos.